Una industria de la muerte a destapar y reconvertir
Sener fue elogiada hace un año por el entonces lehendakari Urkullu como «ejemplo», Sapa pertenece a la familia Aperribay, Ecia Xemein fabrica granadas y morteros en un espacio municipal. Estas y otras más, 187 en total, están muy conectadas con centros de poder e insertadas en el tejido social vasco pero, sin embargo, su actividad es tremendamente opaca. La mejor de las veces se camufla como actividad tecnológica, a menudo aeronáutica. La peor, se presenta con el eufemismo de «defensa». La industria militar vasca sigue siendo una gran desconocida, un tabú.
Sus responsables saben obviamente por qué no dan transparencia a su producción. La industria de la muerte no cotiza en Euskal Herria; de su potente movimiento antimilitarista, que fue referencia en Europa hace tres décadas, salió el colectivo Gasteizkoak que año a año ahonda en esa realidad oculta; y hoy día la ciudadanía vasca continúa liderando dinámicas contra masacres como la de Gaza.
No quieren que se sepa, pero menos aún quieren cambiar su actividad, especialmente lucrativa en estos tiempos de auge militar global. Los datos del informe ‘Mercaderes de la muerte-Made in Euskadi’ que hoy resume NAIZ son especialmente preocupantes por la deriva. Tres datos: el número de empresas y entidades vinculadas a este sector se ha triplicado en veinte años, su actividad se empieza a hacer pública cada vez con menos tapujos y distintas universidades cooperan.
Someter esta cuestión a monitoreo público es de justicia, en primer lugar. La ciudadanía vasca quiere y merece saber, del modo más fehaciente posible, qué empresas, centros de investigación y núcleos educativos colaboran con guerras e incluso genocidios, qué ayudas públicas reciben, qué supone su aportación a las muertes y a los exilios forzados en otras partes del planeta. Y además de diagnosticar, se debería actuar: convertir a Euskal Herria es un país mejor pasa por reconvertir esta industria a otro tipo de producción. Aquí también conviene escuchar a Gasteizkoak: «Es algo que ya se ha hecho en diferentes momentos históricos sin que se socavasen los cimientos del sistema capitalista».