FURTIVO, TOCADO Y HUNDIDO
Mañana del 6 de abril pasado, Golfo de Guinea, coordenadas 0°20’N05°23'E de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de la isla de Sao Tomé y Príncipe. La imagen del mar tragándose al barco Thunder, a modo de Titanic roñoso, resulta espectacular. Más si cabe si se sabe que, con toda probabilidad, lo hundió su propia tripulación para esconder pruebas y zanjar los cuatro meses de persecución a los que les sometieron el Bob Barker y el Sam Simon, dos barcos de la organización ecologista internacional Sea Shepherd. El Thunder era la pieza más codiciada de los que los ecologistas llaman «los seis bandidos», furtivos a los que se sospechan conexiones con armadores gallegos, y a los que Sea Shepherd salió a dar caza en diciembre pasado por el Océano Austral en una operación contra la pesca ilegal de la merluza negra.
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