18 hinchas rojillos detenidos en una redada por orden del juez Otamendi
Apenas había amanecido en Irunberri y ya le estaban esperando a las puertas de su casa una dotación de policías secretas para llevarle a comisaría. Lo mismo ocurría con otros miembros de Indar Gorri en Iruñea, Iruñerria, Lekarotz y Altsasu. Hasta 18 aficionados fueron llevados a los calabozos en una jornada que acabó con pelotazos.
Dieciocho aficionados rojillos, miembros del colectivo Indar Gorri, fueron detenidos a lo largo de la mañana de ayer, acusados de pertenencia a «organización criminal» a la que implica incluso en lesiones, sin concretar más por el momento. La mayoría de dichas detenciones se llevaron a cabo en Iruñea y resto de Iruñerria –14–, además de dos en Altsasu, otra en Lekarotz y una más en Irunberri.
La operación policial, dirigida por el titular del juzgado de instrucción número 2 de Iruñea, Fermín Otamendi, también incluyó el registro de un local ubicado en la trasera de la calle Río Ega, en el barrio iruindarra de Azpilagaña. Dicha inspección se realizó con la presencia de uno de los detenidos y del magistrado mencionado, además de una veintena de agentes de la Guardia Civil y Policía española, que, al no poder forzar la puerta del inmueble, procedieron a realizar un butrón en la pared del edificio. Varias dotaciones policiales permanecieron durante toda la jornada en dicha zona, custodiando el local.
Ya entrada la noche, los agentes también procedieron al registro de domicilios particulares de alguno de los detenidos. Así sucedió en Artika y en las inmediaciones del estadio de El Sadar, en uno de cuyos edificios de viviendas colindantes reside la persona que previamente había asistido a la inspección del inmueble de la calle Río Ega.
El magistrado, que es el mismo que se encarga del denominado «caso Osasuna» en el que se investigan presuntos amaños de partidos y apropiación indebida de dinero del club por parte de antiguos directivos y responsables, decretó el secreto del sumario, por lo que no trascendieron más datos concretos sobre los hechos de que se les acusaba a estos seguidores.
Ello no impidió que agencias y medios de comunicación elucubrasen sobre los posibles motivos de dicha redada, que viene a coincidir en el tiempo con el incremento de las denuncias de aficionados que se ubican en la zona de Graderío Sur del estadio de El Sadar –lugar desde el que anima Indar Gorri– por el acoso policial que sufren a la hora de acceder al campo de fútbol iruindarra los días de partido.
Así, y siempre basándose en fuentes de la investigación, teletipos y portales web difundieron la idea de que el juez Otamendi buscaría vincular a algunos de estos aficionados dete- nidos con el «entorno» de la izquierda abertzale y su participación en manifestaciones en las que presuntamente pudieron cometer delitos de «apología del terrorismo».
Hipótesis sin sentido
Otro aspecto en el que se puso especial hincapié por parte de las mencionadas fuentes fue que las acusaciones son de carácter individualizado, es decir, que no se trata de una operación contra Indar Gorri, aunque paradójicamente se habla al mismo tiempo de «organización criminal». Se apunta, en concreto, a una «minoría violenta». La falta de información dio pie, del mismo modo, a que las hipótesis más variopintas –y sin mucho sentido– se disparasen durante el día, aunque luego fuese necesario matizarlas a la vista del poco basamento real de alguna de ellas. Fue el caso de quienes aseguraron que las detenciones también obedecían a la causa abierta contra dirigentes del club por apropiación indebida de fondos y falsificación de documentos. La única ligazón posible es que el juez instructor de ambos asuntos es el mismo.
Divagaciones al margen, lo verdaderamente cierto es que todos los detenidos han tenido que pasar la noche en los calabozos, dado que ayer únicamente fueron interrogados por los agentes policiales y atendidos por sus abogados. No parece estar muy claro si todos ellos, o únicamente varios, pasarán hoy por el juez, quien decidirá, en función de la toma de declaraciones, si los deja en libertad y si mantiene cargos contra ellos.
Como muestra de solidaridad, medio centenar de personas se concentraron en Altsasu en contra de la criminalización de Indar Gorri y otras 500 se dieron cita en la Plaza Nabarreria de Iruñea, donde se leyó un comunicado en el que se ligó la operación policial a «una campaña de acoso y derribo que, desde hace tiempo, lleva a cabo la policía y la LFP» contra dicho colectivo de aficionados.
«No es casualidad que esto suceda cuando llevamos varias jornadas denunciando la represión y los recortes de libertad que venimos sufriendo los socios de Graderío Sur», se expuso. La redada se tilda de « ataque a Indar Gorri como grupo, pero también contra todo el osasunismo y contra la juventud vasca en general».
Carga policial
Posteriormente, los concentrados marcharon en manifestación por la calles de Alde Zaharra, exigiendo la libertad de los detenidos y criticando la intervención policial, hasta llegar a las inmediaciones de la comisaría sita en la calle Chinchilla, donde les esperaban varias dotaciones de la Policía española pertrechadas con material antidisturbios.
Al cabo de unos instantes, y sin mediar provocación por parte de ese medio millar de manifestantes que en todo momento protestaron de manera pacífica, los efectivos policiales apostados al otro lado de la calle cargaron lanzando algunas pelotas de goma, lo que dio lugar a numerosas carreras por la parte vieja iruindarra y la disolución de los concentrados.
#IndargorriAurrera e #Indargorri, trending topic
Las redes sociales se hicieron amplio eco de la redada policial y de las muestras de solidaridad con los detenidos. En concreto, los hashtags #IndargorriAurrera e #Indargorri fueron trending topic a nivel estatal a lo largo de la mañana de ayer. También a través de esos medios se convocó a los aficionados rojillos para concentrarse en la Plaza de Nabarreria.N.M.
Un colectivo que lleva el peso de la continuada denuncia por el acoso policial en Graderío Sur
Indar Gorri siempre ha estado en el punto de mira de la Delegación del Gobierno español en Nafarroa y sus tentáculos policiales. A esa inercia se ha unido últimamente la Liga de Fútbol Profesional (LFP), empeñada en liderar una campaña por erradicar cualquier atisbo de protesta política o social en los estadios.
La patronal futbolística obligó a los clubes a contratar un responsable de seguridad, cuyo sueldo deben sufragar, y que las más de las veces no responde a los criterios de la entidad que le paga, sino a los que se marcan desde Madrid. Fruto de ello, en El Sadar se vive desde hace tiempo un acoso policial continuado hacia la parte más bulliciosa y contestaria, Graderío Sur.
Contra esa coyuntura, Indar Gorri ha sido quien ha llevado la voz cantante de la denuncia frente a multas, requisamiento de símbolos, vestimentas o pancartas, y controles desproporcionados a la hora de acceder al estadio iruindarra. La situación se tornó todavía más tensa a raíz de que el colectivo de hinchas rojillos no quisiese constituirse como peña para formar parte de un listado que debe elaborar todo club y que está a disposición de la correspondiente delegación gubernamental.
Ese paso a la «clandestinidad» supuso que las ya atosigantes medidas de control sobre sus miembros y los aficionados que tienen su localidad en Graderío Sur se viesen acrecentadas. Ello ha derivado en medidas de protesta más drásticas, como dejar de animar durante buena parte de los encuentros o incluso abandonar las gradas de manera temporal al principio y de forma total en el último encuentro disputado en casa frente a la Llagostera.
Todo ello rodeado de tensas relaciones con las diferentes juntas directivas, que han sido muy poco sensibles a los problemas de esa zona del campo y las más de las veces han mirado para otro lado evitándose complicaciones, además de «incumplimientos» de algunos acuerdos entre las partes, como denunció Indar Gorri de manera reciente. El último capítulo lo constituye esta redada policial que, como criticó en su comunicado el colectivo de aficionados, no parece ser fruto de la casualidad. Es lo que le faltaba a un club con ya suficientes contratiempos a sus espaldas.N.M.