Tras la conmoción provocada por el hallazgo el pasado fin de semana de cientos de cadáveres en Bucha, cerca de Kiev, tras la retirada de las fuerzas rusas de las zonas al norte de la capital, las acusaciones de Ucrania, la Unión Europea y Washington a Moscú por la matanza se han traducido en un aumento de las medidas de presión económica y diplomática contra Rusia, a la que atribuyen crímenes de guerra de los que Bucha sería solo «la punta del iceberg».

Según el alcalde de Bucha, Anatoly Fedoruk, 280 personas tuvieron que ser enterradas por los ucranianos en los últimos días en fosas comunes, aunque en las calles devastadas aún quedaban cuerpos tirados, algunos con las manos atadas a la espalda, entre los restos de tanques y vehículos rusos destrozados.

Las autoridades ucranianas aseguran que el número de víctimas puede ser aún mayor en Borodianka y algunas otras ciudades de la región de Kiev.

Después de que el Estado francés y Alemania expulsaran a decenas de diplomáticos rusos, ayer se sumaron Italia, el Estado español, Dinamarca, Suecia y Eslovenia, marcando un mayor deterioro de las relaciones con Moscú. Casi 200 diplomáticos rusos han sido expulsados de Europa en 48 horas. Eslovaquia, Bélgica, Irlanda y Países Bajos ya lo habían hecho hacía días.

También las sanciones económicas, que ya estaban impactando la economía rusa, se multiplican. El Tesoro de EEUU ya no permite que Rusia pague su deuda con dólares en bancos estadounidenses y Gran Bretaña congeló 350.000 millones de dólares de lo que denominó el «cofre de guerra» del presidente ruso, Vladimir Putin.

Por su parte, la UE ha prometido nuevas sanciones «esta semana» contra Rusia, pero sigue sin llegar al embargo del gas que le supondría un grave problema. La Comisión Europea ha propuesto que los Veintisiete dejen de comprar carbón ruso, que representa el 45% de las importaciones de la UE, y que cierren sus puertos a los barcos operados por rusos, además de nuevos vetos a bancos y otras importaciones. El ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, pidió a la UE que imponga a Moscú «la madre de todas las sanciones» y deje de comprar petróleo, gas y carbón.

El presidente ruso, Vladimir Putin, acusó a la UE de intentar «transferir a Rusia sus propios errores» en materia de política económica y energética «y resolver sus problemas (...) a nuestra costa», después de que Berlín baraje la posibilidad de nacionalizar activos que Moscú dispone en el exterior y de que el Ministerio de Economía alemán pusiera el holding Gazprom Germania bajo el control de la Agencia Federal de Redes.

Zelensky en la ONU

El ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, denunció que las acusaciones sobre la matanza supuestamente cometida por tropas rusas es una provocación «imposible de demostrar» que busca torpedear las negociaciones con Ucrania justo cuando por fin se vio «algo de luz».

Lavrov insistió en que la masacre es una «escenificación» organizada tres días después de que las tropas rusas se retiraran de las regiones de Kiev y Chernigov.

A su juicio, Kiev intentó «desviar la atención del proceso de negociación» y presentar nuevas condiciones. «Tan pronto como los medios occidentales propagaron la falsedad sobre la ciudad de Bucha, los negociadores ucranianos intentaron interrumpir el proceso de negociación por completo», insistió.

Pero para la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, «todas las señales apuntan al hecho de que las víctimas fueron deliberadamente atacadas y asesinadas directamente».

Con el impacto de las imágenes de Bucha, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, intervino ante el Consejo de Seguridad de la ONU, al que pidió que expulse a Rusia y le responsabilice por sus «crímenes de guerra» o al menos reforme el sistema de funcionamiento para retirar su derecho de veto.

Un vídeo con imágenes de los cuerpos hallados en Bucha sobre un fondo sonoro que acentuaba la dramatización del video acompañó esta petición.

Seguidamente, Zelensky intervino también ante el Congreso español donde, al igual que en otros parlamentos, eligió la referencia adaptada a su audiencia; en este caso, Gernika. «Estamos en abril de 2022» pero parece «abril de 1937» cuando Gernika fue atacada, señaló. Además, reprochó a varias empresas españolas que sigan haciendo negocios en Rusia. El presidente ucraniano reiterará la demanda de ayuda esta semana en Kiev a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y al ministro de Relaciones Exteriores de la UE, Josep Borrell, que se desplazarán a la capital ucraniana.

Aumentan los combates en el este y se prepara la ofensiva en el sur

El asalto que el Ejército ruso anunció en Mariupol para tomar totalmente la estratégica y devastada ciudad costera y la anunciada gran ofensiva en el Donbass son los puntos clave de la guerra tras el repliegue ruso en el norte de Ucrania. Las autoridades ucranianas afirmaron que Rusia está reagrupando tropas para la operación con la que intentar controlar totalmente las regiones de Donetsk y Lugansk, movimientos que también apuntaron Gran Bretaña, EEUU y la OTAN. Londres, no obstante, estimó que estas unidades «probablemente requerirán un significativo reequipamiento y rehabilitación antes de poder ser desplegadas de nuevo», mientras Washington pronosticó que la nueva fase del conflicto será larga. Según el Instituto para el Estudio de la Guerra de EEUU la próxima batalla clave en el Donbass se librará en Slaviansk, donde el 12 de abril de 2014 comenzó la sublevación prorrusa de la región, pero que permanece bajo control ucraniano desde el verano de ese año. Según las milicias prorrusas de Donetsk, sus fuerzas se han hecho con el control de un total de 139 localidades desde el inicio de la ofensiva militar rusa.

Varios bombardeos golpearon Kramatorsk durante la noche del lunes al martes, en el oblast de Donetsk pero controlada por Kiev, y donde el aumento de los vuelos de helicópteros rusos hacía presagiar a las fuerzas ucranianas un ataque a gran escala. «Estamos en una fase crucial de la guerra», advirtió el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Al norte de Donetsk, el Ejército ruso lanzó en 24 horas al menos 54 ataques sobre Jarkov, la segunda ciudad del país, donde su alcalde, Igor Terejov, pidió cerrar el espacio aéreo «para que nos dejen de caer bombas». Las tropas rusas han reforzado sus asaltos desde las afueras, donde continúan los combates con cohetes, obuses, fuego de mortero y artillería. Terejov afirmó que al menos 1.300 edificios residenciales han sido destruidos.

Pero es en Mariupol, en el sureste, donde la devastación ha «superado ya la etapa de un desastre humanitario», según su alcalde, Vadim Boichenko, que calificó la situación de «insoportable» y señaló que la ciudad, está «destruida en un 90%». Siete corredores humanitarios intentaron continuar evacuando a los civiles aún atrapados en esta ciudad, mientras el Ejército ruso, que tras semanas de asedio no ha conseguido controlarla totalmente, anunció ayer el asalto final tras haber dado un plazo a las fuerzas ucranianas para entregarla. El Ejército ruso afirmó, además, haber abatido dos helicópteros que intentaban llegar a Mariupol para evacuar a los líderes el batallón ultra Azov.

Según el último recuento de Acnur, más de 4,24 millones de personas han huido de Ucrania desde el 24 de febrero, el mayor éxodo de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.GARA

Moldavia laguntzeko plataforma iraunkorra sortu nahi du Berlinek

30 estatu eta 20 erakundek osatzen duten Moldavia Laguntzeko Konferentziak herrialdeari 695 milioi euro eta babes politikoa emateko konpromisoa hartu zuen atzo. Alemaniak 50 milioi euro jarriko ditu eta Moldaviara iritsitako 390.000 ukrainar errefuxiatuetatik 12.000 hartuko ditu. Europako herri pobreena den Moldaviak jaso ditu biztanleko errefuxiatu gehien. Berlinek harreman hori «estrategikoa» bihurtu nahi du, baina, Moldaviak, Errusiaren hurrengo helburu bilakatzeko beldur, nahiago du Europar Batasunean sartzeko bidea irekitzea.GARA