@albertopradilla
Madrid

Iglesias y Errejón se disputan Vistalegre II al grito de «unidad»

«Unidad» es el grito que más se escucha hoy en el palacio de Vistalegre, donde Podemos celebra su segunda asamblea ciudadana. Pablo Iglesias e Iñigo Errejón han presentado sus propuestas en un ambiente de menos tensión de la esperada, mucho aplauso pero nervios ante los resultados que se conocerán mañana.

Iglesias. durante su discurso. (ARGAZKI PRESS)
Iglesias. durante su discurso. (ARGAZKI PRESS)

Desde Pablo Iglesias, secretario general, pasando por Iñigo Errejón, secretario político, hasta el último asistente a la asamblea de Podemos, todos han repetido el mantra de la «unidad». Sin embargo, no parece que todos consideren que el término significa lo mismo. Vistalegre II se desarrolla en medio de la pugna entre dos visiones del partido y lo que decidan los inscritos (a mediodía habían votado más de 150.000 personas) marcará su futuro inmediato. La tensión que ha marcado una campaña muy dura no se refleja tanto como se esperaba entre los asistentes. Habrá que ver qué ocurre cuando mañana a las 14.00 horas se conozcan los resultados.

«Unidad», ha clamado Iglesias tras su último discurso, el que tenía que defender su candidatura a la secretaría general pero que, junto con su saludo inicial y la intervención para defender el documento político, constituía la tercera ocasión en la que subía al escenario. Previamente, había enumerado a los miembros de su lista y también a Errejón y Miguel Urbán, como partes fundamentales de Podemos. Una envolvente hacia quienes le disputan presencia en el Consejo Ciudadano, documentos políticos y, en el caso de Errejón, el liderazgo de facto. ¿Quién se atreve a ir en contra de la unidad en un contexto de división interna?

Lo cierto es que, al margen de discursos que han repetido las ideas que hemos escuchado hasta la saciedad en las últimas semanas, la jornada de hoy apenas tiene trascendencia. Cada equipo defiende sus propuestas ante un auditorio cuyo aplauso es bastante random. Es decir, que se puede jalear una cosa, la contraria, y quedarse tan ancho. Sí que es cierto que en las sillas desplegadas en la pista se nota dónde se sientan los partidarios de cada líder. Básicamente, porque cuando habla Iglesias se pone en pie el lado izquierdo, y el derecho cuando ha tomado la palabra Errejón.

«Yo soy una persona de izquierdas, pero no me creo la geografía parlamentaria que sitúa al PP en la derecha y al PSOE a la izquierda porque ambos son representantes del proyecto de las élites», ha afirmado Iglesias, censurando que la división interna favorece al adversario. También ha tenido recado para Errejón: «La transversalidad no tiene que ver con parecerse a Ciudadanos o a Podemos, tiene que ver con parecerse a España, a la gente que trabaja para sacar adelante el país», ha asegurado.

Mención aparte para su última intervención, que ha comenzado con un irrintzi espontáneo desde el público respondido con «Gora Euskadi» por parte de Iglesias, que ha saludado con un «a tus órdenes» al guardia civil Juan Antonio Delgado, presente en su lista. Casi nada.

Errejón, por su parte, ha diseñado un discurso que parecía más de aspirar al liderazgo del partido que de defender un documento. Ha insistido en su teoría de que hay que ser «útiles desde ahora» y ha dedicado la mayor parte de su intervención a atacar a PP, PSOE y Ciudadanos. Es decir, hacia fuera, y no en clave interna, que es de lo que se trata el congreso. Como curiosidad, parece que el aplausómetro es claramente «pablista». Su intervención ha tenido menos ovaciones, aunque también cuenta con sus fieles.

El tercero en discordia, Miguel Urbán, se ha dejado la voz clamando por la unidad. «Estamos aquí no para elegir enemigos internos. En Vistalegre no hay enemigos, somos compañereos. Nuestros enemigos están fuera de Vistalegre y son poderosos», ha afirmado. El responsable de Anticapitalistas sabe de lo que habla. Hace dos años, en la primera asamblea ciudadana, le tocó a él el papel de paria y enemigo a batir.

Con los principales discursos ya lanzados, la tarde se dedicará a la elección de los representantes de los círculos en la dirección y al debate sobre el modelo ético y organizativo. Habrá discusión, pero seguramente contenida. El momento de verdadera tensión llega mañana, cuando se conozca el resultado de las votaciones y se sepa si ha ganado Iglesias o Errejón. A partir de ahí, habrá que ver cómo se configura la formación morada. Esto no termina el lunes.