Ante la presencia del propio Catalá, quien ha asistido desde su escaño a todo el debate, la Cámara ha avalado la moción de reprobación presentada por los socialistas contra él por su «responsabilidad política directa» en el caso Lezo y en los nombramientos «a dedo» de Maza y Moix, así como por «poner el Ministerio de Justicia al frente de una estrategia de defensa de los corruptos del PP».
No obstante, esta iniciativa no es vinculante para el Ejecutivo, de manera que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no está obligado a cesarle, habida cuenta de que ya tuvo un ministro reprobado que no fue destituido, caso del extitular de Interior, Jorge Fernández Díaz.
Eso no resta para que el Congreso haya aprobado, al margen del PP, una moción de reprobación con un fuerte peso político contra el ministro de Justicia, ya que pese a carecer de valor jurídico, los grupos han recordado a Rajoy que «un Gobierno demócrata tiene que atender el mandato de la cámara que le otorga la confianza», por lo que –han advertido– «no le queda más remedio que cesarle».
De nada sirvieron, a la vista de la votación de hoy, las explicaciones que ofreció Catalá la pasada semana en el Congreso, a las que han seguido críticas y acusaciones de la oposición por su actuación en el caso Lezo -operación por la que está en prisión el expresidente madrileño Ignacio González- y por su negativa a dimitir. El ministro defiende que cuenta con la confianza de Rajoy.