José Javier Oses e Iñigo Gulina, que se han negado a contestar a la fiscal y sólo han respondido a las preguntas de sus abogadas, han asegurado ante el tribunal que la razón por la que confesaron en comisaría porque fueron sometidos a malos tratos y amenazas.

Los actos de kale borroka por los que se les acusa en diferentes localidades de Nafarroa suman daños por 42.300 euros. Por ello se pide para Oses 23 años y medio de prisión, mientras que para Gulina se reclaman 18 años de cárcel.

Oses ha comentado que se negó a declarar ante la Policía española tras ser detenido, pero después, ante el juez de instrucción, aseguró que no tenía nada que ver con los hechos y que los investigadores le habían «obligado a hacer una autoinculpación».

En cuanto a Gulina, también ha negado su participación en los hechos y ha relatado que fue «golpeado y amenazado» durante su detención policial «hasta perder el conocimiento» con el objetivo de que se «autoinculpara» e «incriminara a otras personas». Al final firmó una declaración. Ha remarcado que lo hizo «porque no podía más».

Durante la sesión ha declarado también el instructor policial que elaboró el atestado de la detención, según el cual Gulina confesó los hechos en comisaría «en presencia de su letrado de oficio, de forma libre y espontánea», y que estuvo «asistido por el médico forense».

El pasado 1 de julio tuvo lugar en Burlata una manifestación para denunciar la celebración de este juicio. En la movilización se destacó que Gulina, Oses y el resto de personas que fueron arrestadas en la misma redada declararon haber sufrido torturas para que se inculparan.