Los padres de Fernando Mario Brunescu, uno de los investigados por su presunta participación en la muerte de Santi Coca, el menor de 17 años que falleció en 2019 tras recibir una paliza en Donostia, han salido a la palestra para considerar «totalmente incierto» que el caso esté «resuelto» a partir de los testimonios y grabaciones de cámaras.
Santiago Coca falleció, tras permanecer dos días en coma en el hospital, a consecuencia de los golpes que la madrugada del 26 de abril le propinó un grupo de personas en el exterior de una céntrica discoteca donostiarra, en una zona comprendida entre el Ayuntamiento y el Club Náutico, al inicio de La Concha.
La agresión se desencadenó tras una discusión por un paquete de tabaco, en la que el menor fallecido, que residía entre la capital guipuzcoana y Reocín (Cantabria), resultó gravemente herido.
Equipos sanitarios desplazados al lugar le practicaron maniobras de reanimación cardiopulmonar tras lo cual fue trasladado en estado de extrema gravedad al Hospital Donostia, donde falleció dos días después.
La autopsia preliminar que le fue practicada determinó que la causa de la muerte fue una hemorragia cerebral, si bien la necropsia no concretó la causa de este sangrado.
La Ertzaintza detuvo a siete jóvenes por su presunta relación con estos hechos, si bien el Juzgado de Guardia terminó ordenando prisión provisional para seis de ellos.
«Es cierto que seis personas permanecen en prisión como preventivos por estos hechos y que la Audiencia Provincial viene desestimando los recursos interpuestos frente a la denegación de su libertad provisional. Ahora bien, es totalmente incierto que la causa esté resuelta porque hubiese testigos o cámaras de seguridad en la zona», sostienen los padres de Brunescu en una nota emitida por la agencia Efe.
Tras manifestar su «estupor» por el hecho de que en algunas instancias se dé el caso por «resuelto», los progenitores de Brunescu se lamentan por que «desgraciadamente» la cámara del Ayuntamiento «no grabó» lo sucedido, mientras que la que se encuentra instalada en el Palacio Goikoa lo hizo con «una calidad ínfima, en la que no se aprecia la secuencia de los hechos ni las personas intervinientes».
«Por nuestra parte -añade la nota- hemos llevado a efecto todo tipo de esfuerzos, incluso económicos, para conseguir una mejor definición de este último vídeo, que ha sido puesto en manos de investigadores privados con resultados infructuosos hasta ahora».
«El propio laboratorio criminalístico de la Guardia Civil no ha podido aclarar más las imágenes, pese a la actuación de un perito audiovisual privado que mejoró mínimamente las imágenes», dicen.
Los padres de Brunescu insisten asimismo en que, el día de los hechos, los ahora encarcelados se encontraban en el lugar «tranquilos», «sin ninguna señal aparente de haber participado en ninguna pelea» y «especialmente motivados» para que «se visualizasen las imágenes del vídeo que ellos creían que iba a ser su salvación».
«Quizás no tendrían esa tranquilidad y motivación las personas que no permanecieron en el lugar de los hechos tras la pelea y lo abandonaron prácticamente a la par que compareció la fuerza pública», concluyen los progenitores de este chico.