El fiscal de Kenosha, Michael Graveley, ha explicado en rueda de prensa que su decisión de no presentar cargos se basa en la falta de pruebas, por lo que el agente de policía que disparó a Blake, Rusten Sheskey, quedará libre.
«Es una cuestión legal y profesional. Si no crees que puedes demostrar el caso más allá de una duda razonable, tienes la obligación ética de no presentar cargos», ha afirmado Graveley.
Blake, de 29 años, fue tiroteado cuando abría la puerta de un vehículo en el que estaban sus tres hijos menores de edad, en una escena que fue captada por las cámaras de los teléfonos móviles de testigos. Posteriormente, su padre denunció que lo tenían esposado a la cama del hospital.
El suceso provocó una ola de protestas contra la brutalidad y el racismo policial. Dos días después, un joven blanco, Kyle Rittenhouse, mató en esa misma ciudad a dos manifestantes.
Tanto el presidente, el republicano Donald Trump, como el entonces candidato demócrata y ahora presidente electo, Joe Biden, hicieron paradas durante la campaña electoral del pasado año en Kenosha para discutir lo ocurrido, en medio de la indignación generada por varios actos similares en los que estuvieron implicados policías blancos en otras ciudades de EEUU.