La mochila incautada en el domicilio de Aitor Zelaia, presentada por el agente de la Ertzaintza que redactó el atestado como «una mochila de kale borroka», contenía material que se empleó en un turno de seguridad del Hatortxu Rock de finales de 2018. Se trataba de bridas para atar las vallas, guantes, walkies para comunicarse, teléfonos móviles o cinta americana. Zelaia ha explicado que se llevó ese material a Gasteiz desde Iruñerria para entregárselo a un responsable de Hatortxu que vive también en la capital alavesa. Este extremo ha sido corroborado por el responsable de organizar los turnos de Araba. Según el agente de la Ertzaintza, sin embargo, el hecho de que aparezca todo este material de manera conjunta «hace sospechar que pueda ser un kit» pero no hay ninguna prueba que acredite tal sospecha.
La primera sesión del juicio contra Galder Barbado y Aitor Zelaia que ha comenzado hoy bajo la presidencia de Ángela Murillo en la Audiencia Nacional española, en Madrid, ha dejado en evidencia la endeblez de las pruebas que se han presentado contra los dos jóvenes alaveses, que se enfrentan a una petición fiscal de ocho años de prisión para cada uno.
Líneas de investigación que no se sustentan
A pesar de que el atestado de la Ertzaintza vincula los materiales encontrados en un bidón en Durana con actos de sabotaje contra Kutxabank registrados en Abetxuko, Agurain e Igorre en 2014 –entonces se estaba debatiendo la privatización de la caja de ahorros–, el instructor ha tenido que reconocer en la vista que no hay ninguna prueba de ella, más allá de la sospecha de los agentes y que puedan tratarse de materiales semejantes. «Era una línea de investigación prometedora, pero luego no se sustentó», añadió.
El instructor también ha reconocido que no hay ninguna evidencia de que el bidón hallado en Durana tuviera relación alguna con ETA ni «con otros grupos afines al MLNV y a la kale borroka» más allá de que «es un material típico» de estos grupos. «No digo que esto sea de un comando de ETA ni de la kale borroka», ha señalado posteriormente a preguntas de la defensa de los acusados.
Vinculación a la izquierda abertzale
Tanto Barbado como Zelaia han declarado que son miembros o simpatizantes de la izquierda abertzale y han declarado que comparten la estrategia de uso exclusivo de las vías pacíficas. Zelaia ha relatado que tenía 17 años cuando ETA dejó las armas en 2011. La militancia o cercanía de los acusados a la izquierda abertzale aparece en el atestado de la Ertzaintza mediante la inclusión de material de denuncia de la situación de los presos alaveses. Barbado ha declarado que su militancia es pública y que este material corresponde a esta militancia.
Asimismo, Barbado ha explicado que el hallazgo de un listado de trece matrículas de vehículos se explica por el hecho de que ha sufrido seguimientos durante años. Por ello, decidió apuntar las placas de los coches que le seguían. Este seguimiento ha sido confirmado por su compañero de piso en Delika. Tras la denuncia en el Juzgado se acreditó que estas placas eran de distintos cuerpos policiales. También ha explicado que el hallazgo de una talla del anagrama de ETA se debe a que en la casa que habita anteriormente había otros inquilinos –se trata de la casa del cura de Delika– y ha negado que sea de su propiedad.
Ambos acusados han negado conocerse antes de sus detenciones y han explicado que su ADN estuviera de manera conjunta en algunas prendas en el hecho de que realizaron dos turnos de seguridad consecutivos en el Hatortxu, por lo que es posible que pudieran compartirlas.
Sobre el hallazgo de sus huellas en bolsas halladas en el bidón de Durana, ambos han relatado que realizan turnos en bares y txosnas y que podrían haber tocado alguno de estos enseres.