La Justicia francesa ha condenado a tres años de cárcel al expresidente Nicolas Sarkozy por los delitos de corrupción y tráfico de influencias cometidos en 2014. El Tribunal Correccional de París ha precisado que dos de esos años de cárcel están exentos de cumplimiento y que el tercer año de prisión firme puede ser convertida en detención domiciliaria o vigilancia con un brazalete electrónico, por lo que el expresidente no deberá ingresar en la cárcel.
La corte ha condenado, además, a una pena similar al abogado del expresidente, Thierry Herzog, a quien ha impuesto además cinco años de inhabilitación para ejercer la abogacía, y al alto magistrado Gilbert Azibert.
«Eran perfectamente conscientes del carácter fraudulento de sus acciones», ha esgrimido la jueza Christine Mée al leer el veredicto por el conocido como ‘caso de las escuchas’.
Las penas impuestas son algo inferiores a lo que había reclamado la Fiscalía, que pedía dos años de cárcel firmes contra los tres acusados.
Los jueces consideran probado que existió un pacto de corrupción para beneficiar los intereses judiciales de Sarkozy en otras causas abiertas tras su salida del Elíseo en 2012.
Esas actuaciones salieron a la luz en unas conversaciones telefónicas intervenidas por la policía en 2014 entre Sarkozy y su abogado, en la que se desprendía que habían contactado a Azibert, entonces miembro del Tribunal Supremo, para obtener información en otra causa abierta contra el expresidente a cambio de ayudar al magistrado a lograr un puesto en Mónaco.
La sentencia recoge la «particular gravedad» del delito cometido por Sarkozy por su condición de expresidente, que «se sirvió de su cargo y de sus relaciones» para «su interés personal», lo que llena de descrédito un cargo que, por la Constitución, le otorga el poder de equilibrio de la justicia.
Además, recoge el veredicto, Sarkozy tenía que conocer las infracciones cometidas por su condición de abogado de formación.
También ha sido duro contra Herzog, uno de los más reputados abogados de París, y contra Azibert, a quien acusa de «desacreditar una profesión cuya función es básica en la democracia».
Chirac también fue condenado
La histórica condena a Sarkozy, cuya abogada ya ha anunciado que recurrirá, se produce dos semanas antes de que se abra otro proceso en el que está implicado el expresidente, el de las presuntas irregularidades sobre la financiación de su campaña para las elecciones presidenciales de 2012.
Sarkozy, que gobernó entre 2007 y 2012, sigue siendo una figura relevante en el escenario político francés y como expresidente ha seguido asistiendo a actos públicos.
En noviembre pasado se convirtió en el primer exjefe de Estado que se sentaba físicamente en el banquillo de los acusados, ya que en 2011 su antecesor en el Elíseo, Jacques Chirac, fue condenado a dos años por delitos cometidos durante su etapa como alcalde de París pero esquivó la simbólica imagen en los tribunales por sus problemas de salud.