El regreso al más alto nivel de Biarritz Olympique, con un buen arranque de temporada, no ha apagado una agitación de corte «trumpista» fuera del campo, entre conflictos abiertos con las autoridades públicas y los medios de comunicación locales, métodos controvertidos y la amenaza de trasladar el equipo a Lille.
Seguidores del BO visten estos días en las gradas del estadio Aguilera gorras rojas con el lema ‘Make Biarritz Great Again’, una referencia al famoso lema de campaña de Donald Trump, que había prometido «hacer grande a Estados Unidos de nuevo».
También vendidas por el club, otras viseras del mismo estilo –‘Make Journalism Honest Again’– se hacen eco de las tensas relaciones de la directiva que preside Jean-Baptiste Aldigé con los medios.
Como ejemplo de una situación que roza el esperpento, los jugadores y el cuerpo técnico tienen estrictamente prohibido responder a las preguntas de los periodistas del rotativo Sud-Ouest y de la emisora France Bleu Pays Basque, pero no si sus colegas de otros medios repiten la pregunta palabra por palabra.
Aldigé apunta que con las gorras «nos estábamos riendo de nosotros y de la imagen de malos que Sud-Ouest trata de dar de nosotros».
Con sede en Hong Kong
El presidente, de 37 años, es el hombre de confianza de Charles Gave y su hijo, Louis-Vincent, que tomó el control del BO en 2018 a través de su empresa Gavekal, un grupo financiero con sede en Hong Kong.
El club vasco atravesaba entonces, y sigue atravesando ahora, importantes dificultades económicas. «Dejarlo morir hubiera sido criminal, un poco como dejar la catedral de Chartres al abandono», justifica Charles Gave en la web de su think-tank conservador, L’Institut des Libertés.
En este foro desarrolla sin complejos sus pensamientos de extrema derecha, como en un post de setiembre de 2017 titulado ‘La plaga blanca’, en el que predice «la casi segura desaparición de la población caucásica en Europa».
Defensor de la teoría del «gran reemplazo» (de la población europea por una población de origen inmigrante y musulmán), el empresario y ensayista pro-Trump de 78 años también ha llamado públicamente al Islam «inmundicia» en el micrófono de Sud Radio.
Los millones de euros inyectados en los últimos tres años por la familia Gave han hecho posible la reconfiguración deportiva del BO, de vuelta esta temporada en el Top 14 siete años después del último descenso. Pero la situación extradeportiva sigue siendo tensa.
Doble condena
Aldigé fue condenado dos veces por difamación a principios de año, por tribunales de Limoges y Baiona, en un caso contra Sud-Ouest y en el otro contra el lehendakari y alcalde de la capital labortana, Jean-René Etchegaray. El club también ha sido condenado por el despido improcedente de un fisioterapeuta.
El pasado junio la Fiscalía abrió una investigación por una presunta infracción de las normas anti-covid, en particular la superación del aforo autorizado de 5.000 personas, durante el derbi contra el Aviron Bayonnais en el que se logró el ascenso.
Conocidas son también las diferencias entre Aldigé y el Ayuntamiento de Biarritz, personalizado en la figura de la alcaldesa, Maider Arosteguy. El presidente rojiblanco acusa al Consistorio de no desear realmente tener un club profesional en la villa balnearia, extremo desmentido por la primera edil.
En el fondo de todo se encuentra el proyecto de regeneración inmobiliaria de Aguilera y su entorno. El Ayuntamiento se compromete a conseguir que parte de los ingresos generados por la venta de suelo se reoriente a la rehabilitación de infraestructuras deportivas, solicitada por la dirección de la BO, pero «no podemos ponernos de acuerdo en la suma», explica Arosteguy a France Presse.
«Jean-Baptiste Aldigé quiere que los poderes públicos se hagan cargo de una gran parte de las inversiones mientras que él, en nombre del grupo Gavekal, solo ponga una parte infinitesimal, en todo caso desproporcionada», añade.
A modo de ultimátum, los dueños del club amenazaron con llevarse al equipo profesional a Lille, a mil kilómetros de distancia.
Viejas glorias
El penúltimo episodio que da cuenta de este ambiente enrarecido se ha vivido con la dimisión a principios de setiembre de Sébastien Beauville, presidente de la sección amateur del club. Al rescate de este cisma ha llegado un grupo de exjugadores encabezado por David Couzinet y con nombres tan ilustres de la última época dorada como los de Imanol Harinordoquy y Dimitri Yachvili, que tomarán el mando de manera provisional al menos hasta que se celebren elecciones, a mediados de diciembre.