El pasado 30 de julio cada hogar de Azpeitia se preparaba para celebrar, dentro de las limitaciones obligadas por la pandemia, uno de sus días grandes del año, San Ignacio, patrón también de Gipuzkoa.
Eran las 21.30 de la noche, pero Luis Enrique Soriano, un joven dominicano de 20 años, seguía en el taller de Mecanizados Manuel Aizpuru S.L., donde trabajaba desde noviembre de 2018. Segun su horario laboral, tenía que haber salido a media tarde, a las 17.30. Buena hora para quedar con su novia, tomar algo con sus amigos, irse a casa con sus padres…
No era la primera vez, ni la segunda, ni la tercera. De hecho, ya había comentado a algún allegado que «no podía más». Y así fue. Luis Enrique Soriano, agotado, se quitó la vida en el taller.
Lo han detallado este martes representantes del sindicato ESK y la plataforma azpeitiarra Elkar-ekin en una comparecencia que ha tenido lugar este mediodía en Donostia, en la que también ha estado presente Silvia Castillo, la madre del joven.
Eneko Ibarguren, del Elkar-ekin, ha recordado que durante los primeros días el silencio sobre lo ocurrido fue la nota predominante en el pueblo, pero que tras contactar con la familia y recabar su testimonio, tomaron la responsabilidad de dar a conocer lo sucedido.
Más de un centenar de horas extras
Así, ha denunciado que el joven dominicano completaba jornadas de 12 horas de lunes a sábado, e incluso algunos domingos –llegó a completar más de 100 horas extras al mes–, que no tuvo vacaciones en los dos años y medio que trabajó en ese taller, que fue obligado a acudir solo y de noche cuando se contagió de covid y que en una ocasión le descontaron 300 euros de su nómina por una pieza que salió defectuosa.
Fátima del Castillo, abogada de ESK, ha indicado que tras el atestado inicial de la Ertzaintza hay diligencias previas abiertas en el Juzgado de Instrucción número 1 de Azpeitia. «Tenemos el conocimiento y la certeza de que la empresa para la que trabajaba Luis Enrique incurrió en varias irregularidades en su relación laboral», y que fue esta situación la que le llevó al suicidio, ha remarcado.
Respecto a la situación procesal, Del Castillo ha explicado que «vamos a ir realizando diferentes acciones en las próximas semanas. Todos estos casos tienen sus tiempos, que hay que respetar y que no son cortos. Tenemos previsto presentar demanda e incluso llevar a cabo alguna otra actuación ante la Inspección de Trabajo, que también está realizando su correspondiente informe. Tenemos material suficiente para seguir adelante, lo más importante es poder acreditar todo lo que estamos diciendo cuando estemos en un juzgado».
Joven, migrante y de raza negra
Iratxe Esnaola, portavoz de ESK, ha destacado que el de Luis Enrique Soriano no es un caso aislado, con unas condiciones de precariedad que se agravan cuando se trata de mujeres o jóvenes y que «se multiplican exponencialmente» cuando además «son personas migradas o racializadas».
Ha puesto el acento en que «la depresión es ya la primera causa de baja laboral, hasta el punto de que los casos se han incrementado en el 38%, mientras que los de estrés agudo han aumentado un 31%»
Esnaola ha calificado la muerte de Castillo como un «accidente laboral» en el que la situación en el puesto de trabajo «ha sido factor determinante» –además se trata de un taller sin representación sindical–, ha recordado que ya son 55 fallecimientos en el trabajo en lo que va de año en Euskal Herria, y ha criticado «la inacción de las instituciones» ante situaciones de «trabajos mal pagados, inestabilidad, acoso e intimidación en los centros de trabajo, hora extras y sin pagar, jornadas interminables…».
«Es evidente que son insuficientes los controles que se hacen por parte de las entidades pertinentes», ha sentenciado.