El modelo de tienda online que iba a «revolucionar» la compra básica, llamado popularmente «supermercados fantasmas», no ha terminado de funcionar y Glovo ha anunciado que va a cerrar los que tiene en Iruñea y Bilbo.
¿Qué es exactamente un «‘supermercado fantasma»? Carlos de la Torre-Verdejo, secretario de Nuevas Realidades del Trabajo de CCOO de Nafarroa, explica que «son supermercados que no tienen venta física al público y solo se puede hacer pedidos a través de una aplicación. Los repartidores, riders llamados comúnmente, son los que llevan el producto desde los supermercados a los domicilios».
Esta fórmula de pedidos más bien básicos, principalmente de alimentos y bebidas, era «una nueva idea que surgió principalmente a raíz de la pandemia, aunque existía previamente. Un modelo que venía a revolucionar la idea de la compra básica semanal mediante un sistema tecnologizado y digitalizado».
Aunque muy moderno en apariencia, también tiene una parte oscura, ya que, como señala De la Torre-Verdejo, básicamente consiste en «trabajar a destajo y sacar pedidos a toda leche», ya que se establecen plazos especialmente cortos para hacer llegar los pedidos.
Durante la pandemia «tuvo éxito», pero después «ha ido decayendo» hasta el punto de que otra empresa del sector como Getir ya ha cerrado sus ‘supermercados fantasmas’, una senda que va a seguir Glovo, que ha anunciado el cierre de seis de estos establecimientos con los que cuenta en el Estado.
El responsable de CCOO señala que es un modelo «que no podemos defender, ya que es una actividad que se sostiene a costa de la precariedad». Y añade que «las ideas que vienen de Nueva York igual no son las más idóneas en ciudades en donde vemos que no tienen mayor recorrido».
Al respecto, David Moreno, delegado de CCOO de Glovo Express en Nafarroa, añade que «este modelo de negocio igual se puede mantener en Barcelona o Madrid, con tiendas que abren 24 horas y hay una afluencia. Pero aquí, no ha triunfado y creemos que el cierre del supermercado de Pamplona es la crónica de una muerte anunciada».
17 despidos en Iruñea
El de Iruñea, junto al de Bilbo, figura entre los establecimientos que va a cerrar Glovo. En el caso de la capital navarra, supone la pérdida del empleo para 17 trabajadores dados de alta en la Seguridad Social por Glovo Express, la parte de la empresa que se encarga de este tipo de negocio.
El anuncio de ese cierre se produjo el pasado día 15 de enero y como ha señalado De la Torre-Verdejo en una comparecencia ante los medios, «ahora se abre el periodo de consulta y negociación, donde tenemos que intentar que la empresa justifique el ERE y proceder a la negociación de las condiciones de salida». Aunque añade que son conscientes de que «la empresa puede decidir autónomamente y la negociación con la parte sindical puede ser un mero trámite. Tienen la sartén por el mango».
Ha recordado que «en los dos años y pico que ha estado abierta la empresa en Pamplona, no ha habido más que conflicto, problemáticas, y ha sido una batalla constante a nivel sindical de buscar mejoras. La empresa viene siendo una incompetente en la organización del trabajo día tras día. Aunque aleguen causas económicas para el ERE, es consecuencia de una mala gestión».
Moreno ha añadido que el cierre ha llegado «cuando estábamos luchando para cambiar el convenio», buscando «uno decente o incentivos, ya que tenemos unas condiciones bastante precarias, a pesar de ser asalariados». Sin embargo, a la hora de negociar, la empresa «se escudaba en que el negocio tenía que ser respaldado por los inversores de Alemania».
Precisamente la ausencia de ese respaldo parece estar detrás de los cierres anunciados. Como ha explicado De la Torre-Verdejo, «en enero es cuando el fondo de inversión Delivery Hero mete la inyección de capital en Glovo y han decidido bajar el presupuesto en esta parte, porque Glovo Express viene presentando pérdidas». El representante sindical considera que «no quieren hacer viable esta parte de la empresa y por eso tiran para abajo».
Ha añadido que, aunque la decisión era «intuible», no deja de ser «traumática para los trabajadores que pierden el puesto de trabajo, para los que buscaremos las condiciones de salida más beneficiosas posibles». Será el punto y final para esa ‘revolución’ en la compra básica que no ha sobrevivido al final de la pandemia.