Cinco crisis del PNV que no deberían poner nervioso a nadie más que a Sabin Etxea


En la noche electoral, el PNV dijo que había entendido el mensaje de la ciudadanía vasca. Sin embargo, sin que pase ni una semana, están repitiendo los errores que han erosionado su hegemonía. Han mantenido su enfado y su arrogancia, echando la culpa de sus fallos a todo el mundo. Han demostrado que están dispuestos a hacer cualquier cosa para mantenerse en el poder. En 2023, a las puertas de los comicios del 23 de julio, repetir el pacto con el PSE y abrirlo al apoyo del PP para vetar a EH Bildu es temerario.

Estos movimientos ya no se pueden achacar a una inteligencia política superior. Hacer las cosas tan mal más bien puede ser consecuencia de una concatenación de crisis. Aquí se identifican algunas de ellas.

Crisis de liderazgo

Iñigo Urkullu ha amoldado el partido a su carácter reaccionario, malhumorado y obsesivo. Tiene un poder supremo y autónomo. Ha superado a Juan José Ibarretxe y va camino de superar a José Antonio Ardanza en el cargo, pero no se adivina cuál será su legado. A este ritmo, puede ser una herencia trágica para su partido y un balance pésimo para el país.

La bicefalia tampoco vive su mejor momento. La campaña de Andoni Ortuzar refleja su pobre estado de forma político, el desgaste de su liderazgo.

Crisis de relevo

Todas las decisiones que ha tomado el PNV le han salido mal. Liquidó a Markel Olano y a Gorka Urtaran, pero Eider Mendoza y sobre todo Beatriz Artolazabal han sufrido sonoros fracasos en las urnas. A cambio, mantuvo a Eneko Goia y a Juan Mari Aburto, y el resultado no ha sido mejor. Antes, Unai Rementeria huyó. En Araba, José Antonio Suso ha puesto su cargo a disposición del ABB. Que se sepa, es el único.

En Nafarroa, los malos resultados no facilitan su tirante relación con sus aliados. Hay discrepancias y desconfianzas. Que recurran otra vez a Daniel Innerarity para el 23J es otra señal de su falta de relevo.

Crisis de talento

Los jelkides no atraen talento. Precisamente, el problema de maniobrar contra EH Bildu es que sus candidatas son inmejorables. No solo es un problema de legitimidad: que el PNV tienen 5 junteros menos y 15.000 votos menos en Gipuzkoa, o que necesitan al PP. Es que enfrente tienen a Maddalen Iriarte. Otro tanto pasa con Rocío Vitero o Joseba Asiron.
 
No, claro que todos los políticos no son iguales.

Crisis de confianza

Se ha caído el mito de la imbatibilidad del PNV. El sistema de prospección que diseñó Manu Castilla, ahora secretario general de Lehendakaritza, ha fallado.
 
No esperaban que Donostia estuviera en un suspiro, ni que Iriarte les diera tal tunda, ni quedar atrás en el Parlamento navarro. Ni Oion, Galdakao, Azpeitia… Pero si algo no se creían en Sabin Etxea, es el salto cualitativo que ha dado EH Bildu en Bizkaia.

Esta no se la esperaban. La siguiente, ya se verá.

Crisis del sistema

Rien ne va plus. A la falta de ideas, a la mentalidad reaccionaria, a la soberbia, se le suma que el sistema clientelar está gastado. No cumple lo que promete, lo hace mal, no se ha invertido y es tarde. Han hipotecado la capacidad institucional a cambio de negocios. Tienen la tentación de compartir costes, pero no se atreven. A saber qué habrá ahí. Osakidetza es un indicador. La Ertzaintza otro. Hay más.

Ante este panorama, el PNV aparece nervioso y quiere contagiar sus miedos y sus urgencias al resto, a sus adversarios, a la ciudadanía. Que nadie caiga en esa trampa aumentará el enfado y acelerará las crisis.

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