La sentencia señala que la declaración de quiebra fue «culpable» porque Villadelprat, pese a ser «consciente de la situación de insolvencia de la compañía» –que atribuyó a la crisis económica y a la falta de apoyo del Gobierno de Patxi López–, la agravó al sacar de ella de forma «fraudulenta» bienes y derechos de esta firma durante los dos años previos a la declaración de concurso.
En concreto, se refiere a la venta en abril de 2011 de la rama de competición –que tenía un valor neto contable de algo más de un millón de euros– a la empresa Epic Racing, creada el mes anterior y formada por personal de la propia Epsilon. El tribunal recuerda que la rama de competición proporcionaba a Epsilon el 97,5% de sus ingresos totales y que se pactó un precio de venta de solo 200.000 euros mediante un pago aplazado que no llegó a cumplirse por parte de la empresa compradora.
Se acordó que Epsilon podía volver a comprar a Epic esa rama pero con «unas condiciones tan gravosas para Epsilon que nunca hubiera podido ejercitar» esa opción. Con todo ello, el administrador único «desgajó de la sociedad la actividad que constituía la principal fuente de ingresos y la que dotaba de valor a las restantes ramas», señala el fallo judicial.
Fue la puntilla, ya que tres meses después, el 4 de julio de 2011, Epsilon solicitó la declaración de concurso, declarando un pasivo de 37,8 millones de euros y con unas líneas de negocio «sin viabilidad futura alguna».