Los jóvenes encausados por los sucesos del chupinazo de los Sanfermines de 2010 han comparecido este miércoles para valorar el juicio celebrado la semana pasada. En primer lugar, han asegurado que en la vista se constató que lo acontecido fue «consecuencia y responsabilidad de la intervención violenta de la Policía municipal» de Iruñea.
A su juicio, ha quedado en evidencia que el operativo de los agentes «no tenía otro objeto que hacer desaparecer la ikurriña de la Plaza del Ayuntamiento», pese al discurso «xenófobo, racista y autoritario» del jefe de la Policía municipal, Simón Santamaría, quien argumentó que «también se efectuaron controles de más cosas, como por ejemplo carteristas, inmigrantes, o marroquíes…».
«Todo esto no podemos entenderlo sin mencionar la responsabilidad de los mandatarios políticos. ¿Dónde se gesta el operativo que pone en riesgo la integridad física de los asistentes al chupinazo y crea heridos, uno de ellos muy grave? ¿Dónde se decide que, cueste lo que cueste, cualquier signo que no guste al Gobierno municipal no entra en la Plaza del Ayuntamiento el 6 de Julio? », se han preguntado.
Los enjuiciados han asegurado sentir «vergüenza» ante el «trato insensible» de los representantes del Ayuntamiento al joven madrileño que resultó herido por un botellazo, ante «unos gobernantes y una policía al servicio de éstos que en vez de salvaguardar los intereses de la ciudadanía se empeñan en funcionar mediante impulsos partidistas intentando imponer su doctrina». Frente a ello, los jóvenes han declarado su compromiso «con la construcción de una convivencia basada en el respeto de todos los derechos de todas las personas» y han agradecido las muestras de apoyo y las diferentes movilizaciones llevadas a cabo.